Definición del alma

  Una madre del tercer milenio  

" Una madre del tercer milenio "

Ahora tengo una rosa en la mano,
la tomé de mi alma para ti,
muy del fondo de su verde, oro y rubí
donde el polvo reverdece humano,
para darte la ternura que hay en mí.

Y del pétalo rosado de pureza,
fue naciendo mi cariño para ti,
y no teniendo una madre que me quiera,
fui buscando por doquiera y te elegí...

Una estrella destelló en el firmamento,
bendiciendo el instante en que te vi,
descubriendo el carisma de mi sueño,
en la magia de Madre que hay en ti.

Un honor inmerecido fue mi suerte,
cuando el claro de tus ojos me miró,
y esta hijita pequeña, ya por siempre,
ligada a tu vida, te adoró.

Eres reina, eres señora,
eres la que marca aquí y ahora,
el sentido de las líneas del reloj,
la que alumbra u oscurece, si procede,
una ruta y su máxima veloz,
Eres brújula, eres motor,
eres dínamo, eres cohete,
eres ráfaga, eres ciclón,
eres, en fin, mi perfección.

También fuiste el refugio predilecto,
que sabía de mares y de vientos,
manantial que dotaba del aliento,
en el preciso estado de todo sufrimiento.

En el último mes del siglo veinte,
cuando el hito de la historia tiembla,
en la esperanza del amor de siembra,
te pido Mery, que sigas siendo estrella,
la luminaria, la luz tan bella
y que el nuevo milenio te exhorte,
para que sigas señalando el norte,
la fe, la fuerza, la alegría,
presente en el valor y la armonía,
¡¡¡ Maestra espiritual del alma mía !!!

Ahora tengo una rosa en la mano,
la tomé de mi alma para ti,
muy del fondo de su verde, oro y rubí
donde el polvo reverdece humano,
para darte la ternura que hay en mí.

Y del pétalo rosado de pureza,
fue naciendo mi cariño para ti,
y no teniendo una madre que me quiera,
fui buscando por doquiera y te elegí...

Una estrella destelló en el firmamento,
bendiciendo el instante en que te vi,
descubriendo el carisma de mi sueño,
en la magia de Madre que hay en ti.

Un honor inmerecido fue mi suerte,
cuando el claro de tus ojos me miró,
y esta hijita pequeña, ya por siempre,
ligada a tu vida, te adoró.

Eres reina, eres señora,
eres la que marca aquí y ahora,
el sentido de las líneas del reloj,
la que alumbra u oscurece, si procede,
una ruta y su máxima veloz,
Eres brújula, eres motor,
eres dínamo, eres cohete,
eres ráfaga, eres ciclón,
eres, en fin, mi perfección.

También fuiste el refugio predilecto,
que sabía de mares y de vientos,
manantial que dotaba del aliento,
en el preciso estado de todo sufrimiento.

En el último mes del siglo veinte,
cuando el hito de la historia tiembla,
en la esperanza del amor de siembra,
te pido Mery, que sigas siendo estrella,
la luminaria, la luz tan bella
y que el nuevo milenio te exhorte,
para que sigas señalando el norte,
la fe, la fuerza, la alegría,
presente en el valor y la armonía,
¡¡¡ Maestra espiritual del alma mía !!!